Nada está perdido. Un sistema monetario y financiero alternativo y sano

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Susana Martín Belmonte, XES/Icaria Editorial, Barcelona, España, 2011

Si el mundo está en manos del poder financiero, entonces la democracia es papel mojado. La dominación hoy va acompañada de la excusa de salvarnos de la quiebra. Ante una teoría económica cómplice del desfalco, este libro se convertirá en una herramienta esencial para entender el mundo actual y las ideas necesarias para transformarlo. A través de una explicación asequible, la autora desentraña las complejidades de la economía y denuncia los falsos principios que, bajo la apariencia de requisitos técnicos por el buen funcio­namiento del sistema económico, son en realidad doctrinas opre­soras para que las personas autolimiten sus exigencias y expectativas.

Este libro de economía para todos los públicos muestra el pa­pel que juegan el dinero y el crédito en el sistema productivo y el mer­­cado, al tiempo que desvela cómo el dinero digital, el aban­dono del patrón oro e internet han transformado las bases de los modelos teóricos actuales y los han dejado obsoletos. Como una radiografía del sistema económico donde se ve el esqueleto del poder, este texto ofrece una visión esperanzadora del futuro, planteando que el poder del dinero pertenece a la gen­te. Con el concepto de soberanía financiera ciudadana, formula los derechos de las personas como usuarias de una moneda y par­ticipantes en un sistema económico. Y nos revela que el sistema mo­netario y financiero actual ya no es la única opción posible.

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ECONOMÍA SOLIDARIA

El término economía solidaria designa la subordinación de la economía a su finalidad: proveer, de manera sostenible, las ba­ses materiales para el desarrollo personal, social y am­biental del ser humano. El valor central de la economía solidaria es el trabajo hu­mano. La re­ferencia de la economía solidaria es cada sujeto y, a la vez, toda la so­ciedad concebida también como sujeto. Por tanto, la eficiencia eco­nó­mica no se delimita por los beneficios materiales de una iniciativa, sino que se define en función de la cualidad de vida y de la felicidad de sus miembros y, al mismo tiempo, de toda la sociedad como sistema global. La economía solidaria, como una nueva forma de producir, de consumir y de distribuir, se propone como alternativa viable y sos­te­nible para la satisfacción de las necesidades individuales y colectivas.