Feminismos/Economía feminista

Eje temático : Otra visión de la economía

La Economía Feminista (EF) es una corriente de pensamiento crítica que busca visibilizar las dimensiones de género de la dinámica económica.

El análisis económico que realiza la EF parte de una definición amplia de economía y plantea como una de las cuestiones centrales de su discurso el papel del trabajo doméstico y de cuidados. A partir de aquí, se construye un marco teórico con capacidad para cuestionar el capitalismo y el heteropatriarcado y de realizar propuestas alternativas que se contraponen al sistema mercantilista centrado únicamente en las relaciones de producción monetizadas, olvidándose del resto de relaciones que son, sin embargo, cruciales para el desarrollo de la vida.

La EF ha ido construyendo críticas y reflexiones en todos los campos temáticos de la economía y en relación con las distintas escuelas de pensamiento, realizando una crítica particular a la teoría neoclásica. Varios de los aportes fundamentales que ha realizado son el replanteamiento del concepto de trabajo y el papel de los cuidados y la división sexual del trabajo.

La EF defiende que el principal objetivo económico de la sociedad es la sostenibilidad de la vida. Esto implica plantear la existencia de necesidades de cuidado y afecto que no están presentes en el mercado, eje central de las relaciones económicas y de producción del sistema capitalista, y que, por tanto, no todas las necesidades pueden ser cubiertas por recursos materiales (monetizados).

La Economía Feminista y la Economía Social y Solidaria (ESS) comparten el interés por situar la vida en el centro de la Economía. La Economía Feminista subraya además, que no es posible avanzar en pos de la sostenibilidad de la vida sin poner patas arriba el sistema económico, es decir, repensar nuestras actividades desde el ámbito de los cuidados e introduciendo cambios que, con perspectiva de género, corrijan las desigualdades del sistema en el que habitamos que van desde las instituciones públicas al ámbito privado, pasando por las organizaciones y empresas de economía social y solidaria.

La ESS debe posicionarse en todos estos debates y contribuir al proyecto feminista de construcción de sociedades no sexistas ni patriarcales porque no habrá propuesta alternativa que se construya sin transformar las relaciones de poder y desigualdad entre mujeres y hombres y porque la mejor receta para romper con la lógica capitalista pasa por recuperar la importancia de los cuerpos, los afectos y los cuidados.

Son muchos los ámbitos en los que se puede y se debe trabajar para el despliegue de una Economía Solidaria y Feminista; desde el ámbito de las políticas públicas; desde la transversalización de la perspectiva feminista en lo interno de nuestras organizaciones y de nuestros proyectos; desde la generación de alianzas con el movimiento feminista, etc.

La articulación conjunta de la visión feminista y solidaria es por tanto uno de los desafíos para, en última instancia, fortalecer las prácticas de las organizaciones y entidades de la ESS desde las aportaciones y miradas feministas para potenciar su capacidad transformadora.

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